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Música a la llum : mapa del patrimonio cultural de las sociedades musicales

Música a la llum: un mapa del patrimonio cultural de las sociedades musicales (Fòrum Internacional de Música)

Reproduïm a continuació el text presentat per Jorge García (Institut Valencià de Cultura – GV), coordinador de Música a la llum, al Fòrum Internacional de Música organitzat pel Palau de la Música de València entre els dies 22 i 24 de novembre de 2017, dins d’una sessió titulada «Valor patrimonial de las Sociedades Musicales» que constitueix un complet resum sobre el projecte en el seu estat actual, al començament de 2019.

La musicología española apenas ha dedicado atención a las bandas de música. En la propia configuración de la disciplina y de sus prioridades en nuestro país la música de banda nunca ha ocupado un lugar destacado, debido probablemente, entre otros factores, a su estatus híbrido entre lo culto y lo popular, a su creciente marginalidad respecto a los mecanismos de circulación de la música consolidados en las grandes ciudades durante el siglo XX, a sus raíces en un periodo complejo y hasta hace poco descuidado de nuestro pasado musical como es el siglo XIX o a su vinculación habitual con fiestas y ceremonias de enorme relevancia social pero privadas de la consideración artística que dio prestigio a otras músicas funcionales en épocas pretéritas.

En la Comunidad Valenciana, pese a la importancia social y cultural del fenómeno bandístico, la realidad es similar. La música de banda se estudia poco y la precaria implantación académica de la musicología en las universidades valencianas no ha ayudado a avanzar en ese camino. Las primeras tesis doctorales de tema musical leídas en la Comunidad Valenciana conforman una imagen de inquietudes muy heterogéneas, por falta también de un criterio académico que pusiera algo de orden. Incluso las prioridades temáticas o las áreas desde las que surgieron estos proyectos de investigación fueron a veces extramusicales.

Por limitarnos solo a las diez primeras, aquellas tesis versaron sobre asuntos como la psicomotricidad en la canción popular (UV, 1978, María Victoria del Barrio), el órgano valenciano (UPV, Luis Ferré, 1992), Juan Hidalgo y el movimiento ZAJ (UPV, David Pérez, 1992), los gozos marianos (UV, Tomàs Utrilla, 1993), los cantorales del Real Colegio Seminario de Corpus Christi (UV, Berta Gil, 1993), el lied de Manuel Palau (UV, Salvador Seguí, 1995), la evaluación de la calidad acústica de un teatro (UV, Antonio Vela, 1996), la historia de la ópera en Valencia durante la primera mitad del siglo XX (UV, Francisco Bueno, 1997), la música rock en la educación musical (UV, Amparo Porta, 1997) y la música como práctica social (UV, Joan Elies Adell, 1997), esta última la primera escrita en valenciano.

No sé si puede considerarse anecdótico o más bien sintomático que fuera el músico estadounidense Richard Scott Cohen el primer doctor con una tesis sobre nuestras bandas de música, una tesis de vocación sintética, además (planteamiento poco habitual entre nosotros), leída en la Northwestern University en 1997: The Musical Society Community Bands of Valencia, Spain: A Global Study of Their Administration, Instrumentation, Repertoire and Performance Practices.

Lo cierto es que las bandas de música no fueron objeto de tesis doctoral en España hasta este siglo y el primero en ocuparse de ellas fue un valenciano: me refiero a Salvador Astruells, que estudió de la historia de la Banda Municipal de Valencia (UV, 2003).

Después de la suya llegaron las tesis de Rafael Lafuente sobre las bandas del distrito Marítimo (UV, 2005), de Francisco Alcover sobre las bandas de Llíria (UV, 2007), de Elvira Asensi sobre la historia de las bandas entre finales del XIX y principios del XX (UV, 2010), de Vicente Cogollos sobre el Círculo Católico de Torrent (Universidad Católica de Valencia, 2015), de Raquel Mínguez sobre la faceta bandística de Bernardo Adam Ferrero (UV, 2015), o de José Luis Escrivá sobre composición no convencional para banda en el País Valenciano (UPV, 2017). Una suma que no es despreciable pero hace destacar más todavía la cantidad de trabajo pendiente.

Aunque la situación ha empezado a cambiar, el principal lastre para los nuevos investigadores quizá sea el gran déficit de fuentes. Mucha información potencialmente valiosa todavía no se ha plasmado en documento, sobrevive a duras penas como memoria y tradición oral; y la que hay está dispersa, escasamente difundida y en general resulta poco visible, pues —si está publicada— se encuentra en su mayor parte en boletines municipales de corto alcance, libros de fiestas, revistas comarcales, etc., que normalmente no llegan a las bibliotecas de investigadores.

Ni qué decir tiene que la documentación no publicada en propiedad de las mismas bandas, como son los archivos administrativos, los libros de actas, las colecciones de partituras manuscritas, las fotografías, los diplomas, los registros sonoros y grabaciones audiovisuales privadas, los instrumentos en uso o ya desechados, documentos todos ellos que pueden ayudar a construir argumentos científicos, son también difícilmente accesibles.

En este contexto, y gracias al patrocinio de Bankia, dentro de su plan Escolta València de colaboración con las sociedades musicales de la Comunidad Valenciana, en diciembre de 2016 La Generalitat Valenciana y la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana (FSMCV) iniciaron el proyecto Música a la llum. Este programa se propone visitar los archivos de todas las sociedades a lo largo de los próximos años y describirlos siguiendo los estándares de la archivística.

El objetivo es disponer al final de un completo mapa de recursos musicales de las sociedades musicales al alcance de estudiosos, investigadores y público en general, que palíe el déficit del que hablábamos, complementándolo con información bibliográfica, discográfica y audiovisual.

Música a la llum no es un punto de llegada, sino de partida; una herramienta para facilitar el trabajo de los investigadores, señalándoles la existencia (y a veces la pertinencia) de fuentes documentales de diversa índole. Se inspira en Access to Music Archives, un proyecto de similares intenciones que impulsa la Asociación Internacional de Bibliotecas Musicales (IAML) con especial participación de su rama española, la Asociación Española de Documentación Musical (Aedom), a la que pertenece el Institut Valencià de Cultura.

Mediante este ambicioso proyecto esperamos poder sacar «a la luz» información sobre compositores y obras, sobre arreglistas y directores, sobre instrumentos o sobre la documentación administrativa complementaria que han ido generando las sociedades. Por poner algunos ejemplos, limitándonos al ámbito de las partituras: la Societat Musical La Pau de Beneixama custodia el legado de los hermanos Parra, nacidos en ese pueblo, que fueron miembros de la Real Banda de Alabarderos en Madrid y buena parte de cuyo archivo copiaron y trasladaron a Beneixama. Destruido el original durante la Guerra Civil, esas copias se han convertido en una fuente de información valiosa y única.

La obra original para banda Fiesta en el Alkázar, de Salvador Giner, que no está en el fondo Giner de la Societat Coral el Micalet y en el catálogo de la obra de este músico confeccionado por Vicente Galbis e Hilari García aparece como «no localizada», se encuentra al menos en el archivo de la Primitiva de Albaida, que la ha interpretado recientemente (2012); el arreglo de La valse, de Maurice Ravel, que preparó Luis Ayllón para la Banda Municipal de Valencia en 1928, y que escuchó y aprobó el mismo Ravel a su paso por la ciudad, se conserva en el archivo de la BMV (con dedicatoria autógrafa del maestro galo) y no es todo lo conocido y escuchado que debiera.

La Lira Castellonera, de Villanueva de Castellón, guarda valiosos fondos que pertenecieron al editor musical Ángel Julián Rubio, original de Astorga pero que llegó a Villanueva de Castellón con motivo de su matrimonio con una castellonera. La Artesana de Catarroja recibió un legado de José Manuel Izquierdo que incluye no solamente partituras manuscritas para banda, sino también para orquesta, suyas y de otros destacados compositores de su círculo, revistas, métodos y otros materiales.

No menos interesante será desvelar, por medio de la mera acumulación de datos, las itinerancias, influencias y peculiaridades que configuran la riqueza y acentos propios de la expresión bandística en las diferentes comarcas valencianas. Y podríamos seguir con otros ejemplos.

Música a la llum es una nueva etapa en un proyecto iniciado años atrás. La colaboración del desaparecido Instituto Valenciano de la Música (IVM, integrado ahora en el Institut Valencià de Cultura) con la FSMCV ya tuvo muy presente casi desde comienzos de siglo el mundo de los archivos de las sociedades musicales. Un proyecto específico en torno a los archivos comenzó a definirse después de algunas reflexiones presentadas en asambleas generales de la FSMCV y algunas visitas a sociedades con sensibilidad por la cuestión.

El paso definitivo llegó con un exitoso curso organizado en Valencia en junio de 2009 por Aedom, con la colaboración del IVM y la FSMCV, titulado «Preparar, servir y guardar: los archivos de partituras en las bandas de música». En él, especialistas en propiedad intelectual, conservación de documentos, historia de la música y archivos y bibliotecas hablaron de los problemas específicos de las bandas.

A partir de este precedente, el IVM y la FSMCV crearon un grupo de trabajo, del que formamos parte Ernest Llorens, Frederic Oriola y yo mismo, que fue proponiendo diferentes iniciativas para poner en valor los archivos documentales de las bandas y conseguir un mejor conocimiento público de sus contenidos: entre ellas, una encuesta dirigida en 2009 a los responsables de los archivos, un nuevo curso de Aedom (Alicante, diciembre de 2010), y una serie sucesiva de cursos comarcales avalados por la FSMCV y dedicados a la organización de los archivos, con participación reiterada y destacada como profesoras de las documentalistas musicales Clara Costa y Àlida Reig.

Lo que el patrocinio de Bankia ha permitido a partir de 2016 es dar un importante salto cualitativo y pasar de la fase didáctica a la recogida de datos en las propias sociedades musicales, cristalizando todo ello en un proyecto por primera vez visible para la comunidad de aficionados e investigadores.

Para ello, Música a la llum ha creado, en colaboración con el Col·legi Oficial de Bibliotecaris i Documentalistes de la Comunitat Valenciana (COBDCV), un equipo de trabajo de campo que está visitando las sociedades y recabando la información necesaria para cumplimentar una detallada ficha descriptiva. A fin de establecer algún tipo de orden objetivo, se ha comenzado por las sociedades centenarias, que previsiblemente custodian un patrimonio más antiguo.

Otro equipo de trabajo, integrado por miembros de la Associació Valenciana de Musicologia (Avamus), colabora en la recopilación de fuentes secundarias: bibliografía, recursos audiovisuales y electrónicos, así como en la descripción de instrumentos antiguos custodiados por las bandas. La organología es un capítulo al que se le quiere dar especial importancia por la absoluta falta de documentación al respecto en nuestra Comunidad (a excepción hecha de los estudios sobre órganos históricos de la Asociación Cabanilles), pese a su interés tanto desde el punto de vista patrimonial como del puramente musicológico, por la información que los instrumentos, incluso —o especialmente— los que están en desuso, pueden aportar.

Toda esta información está publicándose de manera progresiva en una página web (esta misma) cuyo cuerpo principal está elaborado con el programa WordPress y cuya sección propiamente archivística se sirve del programa AtoM (Access to Memory), una aplicación para uso profesional en cuya elaboración original intervino el ICA (International Council on Archives). Se trata de dos programas de código abierto, adaptados por especialistas a las necesidades del proyecto.

No menos importante es la relación directa con los implicados y el público potencialmente interesado en Música a la llum a través de las redes sociales como Facebook.

Es necesario recalcar que la descripción que se lleva a cabo mediante las fichas se realiza a nivel de fondo, lo que en términos archivísticos quiere decir que se ofrece información general y solo se destacan en notas los aspectos más importantes. Es decir, como norma general no se produce una catalogación de todos los documentos guardados en todos los archivos, para lo cual los recursos necesarios, el equipo de trabajo y el tiempo invertido tendrían que ser extraordinariamente superiores. Música a la llum se ha impuesto la viabilidad y la sostenibilidad como uno de sus objetivos y desea ofrecer resultados significativos en unos pocos años. Esa información a nivel de fondo, aunque no sea exhaustiva, proporcionará ya suficientes pistas para la confección del mapa del patrimonio cultural custodiado por las sociedades musicales.

Una gran ventaja del formato web es que permite la progresiva mejora, y las fichas pueden incorporar informaciones nuevas que las complementen y enriquezcan. Y aunque el trabajo nace por iniciativa externa, en esta tarea es fundamental la progresiva implicación de los propios interesados.

En todo caso, la descripción que podríamos llamar extensiva se complementará en determinados casos con otra descripción intensiva.

Es lo que ha sucedido ya con la Sociedad Música Nova de Alcoi, que ha llegado a un acuerdo con la Generalitat Valenciana con motivo del 175 aniversario de su fundación, en 2017, para proceder, esta vez sí, a la catalogación completa y a la digitalización íntegra de sus fondos musicales más valiosos, incluyendo antiguas partituras impresas, que también tienen valor patrimonial. La contrapartida de este acuerdo es que tanto el Institut Valencià de Cultura como el Arxiu Municipal de Alcoi conservarán una copia digital de todos los documentos, para ponerla a disposición de los investigadores, y que el catálogo de los fondos se publicará en la web de Música a la llum. De esta forma se fomenta no solo la conservación sino especialmente la difusión de unos fondos que no siempre resultan accesibles, por la pervivencia en el mundo bandístico de un cierto secretismo fomentado por la rivalidad entre sociedades. En este sentido la actitud de los directivos de La Nova de Alcoi, que se dirigieron a la Generalitat por iniciativa propia, ha sido pionera y ejemplar. El fondo de la Música Nova estará completamente catalogado y digitalizado, si se cumplen las previsiones, a final de 2019, y es de suponer que más pronto que tarde alguna otra sociedad centenaria entenderá los beneficios de esa actitud y decidirá sumarse al proyecto y abrir de par en par las puertas de sus archivos. Ello permitiría quizá soñar con un futuro catálogo colectivo.

También es importante señalar que aunque Música a la llum nace en torno a la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana, y que los socios de la FSMCV constituyen su objetivo prioritario, no van a excluirse otras bandas, como las municipales —la de Alicante y Valencia ya han sido visitadas e incorporadas—, y las militares —hemos empezado con la Música del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de Valencia—, que poseen un patrimonio histórico digno de ser conocido y descrito, muy relacionado con el de otras bandas donde sus miembros ejercieron como directores.

 

Música a la llum como proyecto documental

 

Como proyecto documental, Música a la llum tiene un perfil positivista, de recopilación, de atención científica al dato y al hecho. Aunque enormemente valioso, el trabajo puede parecer de entrada un tanto árido y distante, pero sus responsables tenemos claro que el factor humano también debe estar en primer plano. Estamos hablando de música, al fin y al cabo. De un arte para disfrutar como espectadores, y en nuestro caso, además, de un arte en cuya creación colectiva se ve implicado un colectivo mucho más numeroso que en cualquier otro, lo que subraya su aspecto social, con un gran componente emocional. A este propósito, una faceta especialmente gratificante de Música a la llum es la recuperación práctica, sobre el atril, de una selección de antiguas partituras escasamente interpretadas en público. Pocos meses después de comenzar nuestra andadura, la Jove Banda Federal de la FSMCV aceptó hacer de Música a la llum el eje de su último encuentro anual, y dedica una parte de su concierto de diciembre a la presentación de repertorio rescatado ex profeso para el proyecto, que luego se graba en disco.

En 2016 todavía no se habían localizado obras en los archivos de las sociedades musicales, pero la Jove Banda, bajo la dirección de Pablo Marqués,  ofreció al público la Fantasía Morisca de Ruperto Chapí y Correguda de joies de Salvador Giner, coherentes con el proyecto y que en su versión bandística se escuchan muy poco, así como Día de Pascua en Catarroja de José Manuel Izquierdo.

Con esas tres piezas, agrupadas en un CD titulado Música programàtica, se inauguró la colección «Els clàssics valencians de la música per a banda», en la cual se presentarán progresivamente obras nunca grabadas antes, representativas de las diferentes escuelas y tradiciones que han ido configurando nuestro repertorio bandístico.

En 2017 la selección, elaborada con la ayuda de Pere Vicalet, titular ese año de la Jove Banda, incluyó Polonesa de Concierto, de José Espí Ulrich; Rapsodia Valenciana, de Eduardo López-Chavarri Marco; La dansà de Xàtiva, de Miquel Asensi Martín, y Fantasía sobre el 2º y 3º movimientos de la ópera Aurora del Maestro Espí, de Julio Laporta Hellín. La presencia de dos piezas de autores alcoyanos refleja el acuerdo de colaboración con la Música Nova de Alcoi.

En 2018, bajo la dirección de Saül Gómez, se han grabado Preludio de Luis Torregrosa, Hesperia de Juan Martínez Báguena, Fantasía para banda de Mariano Pérez Sánchez, Tríptico de Emilio Valdés y el fox-trot El pollo bien de Manuel Palau, una insólita pieza del maestro valenciano.

En esta línea, más allá de la pura recopilación documental, otro aspecto que nos preocupa en Música a la llum es el reconocimiento explícito a algunos protagonistas, no siempre en primer plano, de la historia patrimonial de las sociedades musicales. Me refiero sobre todo —aunque no solamente— a los archiveros, responsables últimos de la custodia y el cuidado de los papeles.

Con la entrevista en vídeo a Fernando Codina y Juan Pelegrí, archiveros de la Sociedad Musical Instructiva Santa Cecilia de Cullera, disponible en la web de Música a la llum, iniciamos una serie de presentaciones de archivos (y en definitiva de sociedades) a través de sus mayores conocedores, cediéndoles la palabra, que irá creciendo en años sucesivos.

También hemos entrevistado a Bernardo Adam Ferrero, subrayando su faceta como estudioso y recuperador del repertorio, y a Enrique Martínez Blat, socio del Casino Musical de Godella y mecánico de instrumentos por cuyo reconocido taller en el barrio del Carmen de Valencia han pasado buena parte de los instrumentos de viento de varias generaciones de músicos.

Hemos aprovechado la serie para publicar entrevistas inéditas realizadas hace años desde el antiguo Institut Valencià de la Música (solo en audio, si bien ello no les resta interés documental) a personalidades tan relevantes como Manuel Berná, Ventura Cartagena y Juan Vicente Mas Quiles, con amplias carreras como compositores, orquestadores, directores o docentes. El ámbito editorial es otro capítulo al que próximamente también dedicaremos atención.

En definitiva, y al margen de su propósito de crear herramientas para la investigación, una meta que ya se está verificando, Música a la llum pretende conseguir efectos de otra índole y otro alcance. Entre ellos: una mayor concienciación de las sociedades musicales sobre su responsabilidad como titulares o custodios de un patrimonio irreemplazable, que debe ser cuidado y protegido adecuadamente; la percepción de la importancia de dicho patrimonio no ya solo para la identidad de la sociedad musical, sino como elemento constitutivo de la identidad de la sociedad valenciana en general, razón por la cual hay que favorecer su accesibilidad; y en tercer lugar, sin que el orden suponga ninguna jerarquía, también nos importa intensificar los lazos afectivos de los músicos y directores con obras escritas por músicos valencianos de ayer y de anteayer, que nos hablan de nuestras tradiciones y deben permanecer en los repertorios conjurando los riesgos de la homogeneización y despersonalización a las que empujan las modas.

Con contribuir al cumplimiento paulatino de todos estos objetivos nos daríamos por satisfechos.

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‘Música a la Llum’ descubre el rico patrimonio de las Sociedades Musicales


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